Un especialista del Colegio de Contadores Públicos de México explica cómo es el proceso, pues en la vida como en los negocios, cuentas claras dan lugar a amistades y relaciones familiares largas.
Es muy común que en la etapa de gestación de una nueva empresa o incluso en empresas que ya tienen algunos años de historia, el accionista mayoritario y algunos de los principales accionistas de la empresa, sean familiares o amigos invitados a formar parte de la sociedad empresarial aportando su capital con el objetivo de obtener los beneficios, producto de la gestión directiva de familiares y amigos que están a cargo de la estrategia de negocios, de la de la dirección y administración de los recursos financieros que aportaron cada uno de los socios que también forman parte del consejo de administración.
En el plan de negocios inicial o en los presupuestos de ingresos anuales se presentan las expectativas del comportamiento de los mercados de bienes o servicios que ofrecen a sus clientes actuales y potenciales. Como producto de su gestión, la dirección general y su equipo deberán presentar los resultados obtenidos durante el periodo trimestral o anual que se reporta al consejo de administración.
Los resultados financieros y operativos presentados son fundamentados por el director general y sus ejecutivos financiero y contable; si es necesario, por los ejecutivos a cargo de las áreas de producción, compras, ventas, recursos humanos o áreas de apoyo que estén involucradas. Esto es con la finalidad de obtener la confirmación o modificación a los planes estratégicos que requiera la empresa de acuerdo con los eventos externos que puedan afectar sus metas y objetivos.
Una vez aprobado el plan de negocios por parte del consejo de administración, es entregado al director general como un plan de ruta cuya realización es su responsabilidad, así como optimizar los recursos, incrementar sus fortalezas y disminuir sus debilidades.
La forma de obtener los mejores resultados de la empresa no está en los libros de administración como una lista de actividades a prueba de errores o en algún otro libro de mejores prácticas de Gobierno Corporativo, eso se va delineando cotidianamente con la toma de decisiones y la solución de problemas con base en principios y lineamientos éticos de cada uno de los socios y directivos a cargo de la administración de la empresa.
En la Ley General de Sociedades Mercantiles se establece que el reparto de las ganancias o pérdidas entre los socios capitalistas será proporcional a sus aportaciones y que solo al socio o socios industriales les corresponderá la mitad de las ganancias sin que tengan que reportar pérdidas.
También se establece en el artículo 19 de la misma Ley que “la distribución de las utilidades solo podrá hacerse después de que hayan sido debidamente aprobados por la asamblea de socios o accionistas los estados financieros que las arrojen”.
La rendición de cuentas estará reforzada por los auditores internos y su trabajo de revisión y justificación de la razonabilidad de los resultados, mismos que deberán cumplir con las Normas de Información Financiera aplicables al modelo de negocio y tipo de operaciones que realiza la empresa.
En algunos casos se requiere también de un auditor externo para llevar a cabo la revisión y recopilación de evidencia de razonabilidad de las cifras presentadas en los estados financieros, así como el cumplimiento de las Normas de Información Financiera vigentes.
En el informe de auditoría firmada por un contador certificado se incluyen los estados financieros del año de revisión y el anterior, también se incluyen las notas de revelación que permiten aportar mayor detalle del origen y composición de temas específicos que por su complejidad así lo requieren.
Todo este proceso de generación, registro, revisión y autentificación de cifras respaldarán la confianza de los socios de la empresa, la credibilidad de los inversionistas y la base fundamental que los analistas financieros tomarán para emitir sus recomendaciones de compra o venta de las acciones en caso de que la empresa cotice en el mercado de valores.
Sin olvidar a las empresas calificadoras de riesgo de crédito –las cuales tomarán como base la misma información de los últimos cinco años al menos– para otorgar una calificación que indique a las personas físicas o morales que son los posibles inversionistas, si la emisión deuda tiene un grado de inversión que esté dentro de sus políticas de inversión, si es superior o igual a la calificación mínima aceptable y el nivel de confianza para recuperar su inversión.
La relación entre los socios como entre la empresa y sus inversionistas está basada en la confianza de que sus reportes financieros reflejan correctamente las ganancias y las pérdidas que tiene la empresa al cierre de la fecha de reporte.
Las cuentas claras o mejor dicho la claridad y veracidad en las cuentas entregadas llevarán a un incremento en la confianza y credibilidad que son requisitos indispensables en la reducción del riesgo reputacional.
Tanto a nivel personal como a nivel empresarial, eso tiene un alto impacto en la intención de permanecer como socio o inversionista de esas empresas en las que la claridad y transparencia de los resultados reportados son congruentes con los objetivos y programas estratégicos presentados por el consejo de administración.
La pérdida de confianza entre las personas físicas o morales por falta de claridad en los resultados se irá manifestando con actitudes de desilusión o enojo que llevarán a una ruptura de relaciones amistosas o familiares, llegando incluso a los tribunales o a abandonar la empresa.
La pérdida de confianza de los inversionistas por la falta de coherencia en los resultados, falsedad de la información o resultados negativos imprevistos, llevará a una salida de su inversión por medio de la venta de las acciones, aún con la toma de pérdidas no deseadas, pero evitando que sean mayores o se lleve un tiempo injustificable de recuperación.
La ética y el cumplimiento de las normas de integridad de todos los involucrados serán la base de una relación de largo plazo, ya que nadie pide que los administradores de las empresas, socios o directivos sean magos, sino que cumplan y reporten sus resultados en forma verídica y sin engaños.
El cumplimiento de los principios de ética e integridad para con los socios, directivos y clientes de la empresa evita la justificación deliberada de errores u omisiones, da lugar a empresas que mantienen la credibilidad y la confianza de sus clientes, socios, familiares y amigos. En los negocios, como en la vida, cuentas claras, amistades largas.
FUENTE: Forbes